La señora de la fruta
Recogía con pocas ganas
Lo que un día fue esperanza,
Su mandil roído daba mala pata
Mentía a cada caballero,
¡Chingaderas!
Es lo que gritaba, todo hombre le corría,
Como perra embarazada
Chingadera bajo un árbol,
La señora amedrentada,
Cada arruga que en su rostro,
Fijamente dibujaba
¡Pobre árbol! ¡Pobre fruto!
Chingaderas les pasaban,
Y solo la señora recogía cada madre
Que ese árbol daba
Otro hombre paso, veía a la anciana,
Su rostro, su mandil, su cuerpo el
Observaba,
La señora se ocultaba tras la corteza del árbol que solo chingaderas tiraba
El hombre no se iba, ni edad ni precio ganaba, el solo quería ver cada chingadera,
Cada esperanza, que la señora, la anciana, que ella tomaba
Lo toma del brazo, con la canasta llena de esperanzas, una que otra chingadera, y un poco de mantas, se va llena de alzas, y de glorias bien ganas...
El y ella ahora saben que las chingaderas bajo el árbol son cosas bien ganadas.
Recogía con pocas ganas
Lo que un día fue esperanza,
Su mandil roído daba mala pata
Mentía a cada caballero,
¡Chingaderas!
Es lo que gritaba, todo hombre le corría,
Como perra embarazada
Chingadera bajo un árbol,
La señora amedrentada,
Cada arruga que en su rostro,
Fijamente dibujaba
¡Pobre árbol! ¡Pobre fruto!
Chingaderas les pasaban,
Y solo la señora recogía cada madre
Que ese árbol daba
Otro hombre paso, veía a la anciana,
Su rostro, su mandil, su cuerpo el
Observaba,
La señora se ocultaba tras la corteza del árbol que solo chingaderas tiraba
El hombre no se iba, ni edad ni precio ganaba, el solo quería ver cada chingadera,
Cada esperanza, que la señora, la anciana, que ella tomaba
Lo toma del brazo, con la canasta llena de esperanzas, una que otra chingadera, y un poco de mantas, se va llena de alzas, y de glorias bien ganas...
El y ella ahora saben que las chingaderas bajo el árbol son cosas bien ganadas.
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